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  • VALLE DE MÉXICO, FOCO DE CONTAMINACIÓN

    VALLE DE MÉXICO, FOCO DE CONTAMINACIÓN

    Autor: Ramses Pech – Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos

    Hoy en día, el dejar de utilizar lo actual requiere un tiempo largo para su adaptación y modificación, además de disponer del presupuesto público o ajustar las normativas de cuanto es permitido emitir a la atmósfera por las actividades relacionadas por el ser humano en la vida cotidiana.

    En primer lugar, es importante señalar que en el Valle de México, el sector de transporte es el principal responsable del 65 % del consumo energético, y es el principal emisor de contaminantes atmosféricos asociados a procesos de combustión, tales como PM2.5, CO, NOX y CO2e (unidad de los gases de efecto invernadero).

    Los gases de efecto invernadero (GEI) se originan principalmente del transporte con un 60 %, seguido de los desechos urbanos con un 12 %, la industria del papel con un 11 % y la generación de electricidad con un 8 %.

    Las contribuciones de GEI se originan principalmente debido a la existencia de aproximadamente 13 millones de automóviles, 1.8 millones de camiones y camionetas de carga, y aproximadamente 2.8 millones de Estufas en Hogares, las cuales son utilizadas entre 1 y 2 horas para el cocimiento de los alimentos.

    Existe una confusión en cuanto a la definición y la aplicación de conceptos. La calidad del aire es una evaluación de las condiciones de respiración a corto plazo para llevar a cabo acciones en función de cómo deben ser las actividades de los seres vivos. El cálculo de tCO2e se emplea para cuantificar el volumen de gases de efecto invernadero que deben ser eliminados con el fin de equilibrar y mantener las propiedades químicas del aire. Ambos tienen una medición diferente sobre cómo afecta el medioambiente.

    Los seres vivos en el planeta están concebidos y evolucionados para tomar el oxígeno del aire de forma sencilla del aire. Esto se está complicando, debido a más componentes en el aire que no pueden ser purificando por los pulmones de los seres vivos para tomar el oxígeno necesario para el funcionamiento adecuado de sus órganos.

    Ante estas definiciones, es imperativo examinar la magnitud y el volumen de los gases de efecto invernadero en el Valle de México.

    En la actualidad, se consumen aproximadamente 23 millones de litros diarios de gasolina, generando aproximadamente 59 mil tCO2e; 13.7 millones de m3 de gas natural con 26 mil tCO2e; Gas LP 12.5 millones de litros con 21 mil tCO2e; Diesel 7.3 millones de litros con 21 mil tCO2e, y Turbosina 2.9 millones de litros con 8 mil tCO2e. La suma de estos genera 135 mil toneladas diarias, y para poder eliminarlas requerirían aproximadamente 9.025 volquetes de 15 m3 cada uno en forma diaria.

    ¿Cuál es el problema real de la calidad del aire? ¿Qué consecuencias tienen los efectos de los gases de invernadero a mediano y largo plazo en el valle de México? En esencia, deriva que la mayoría de los combustibles quemados en motores, turbinas, procesos que requieren el poder calorífico, estufas, equipos de calentamiento del agua, y todo lo que suceda en una combustión, están incompletos. Este hecho se debe principalmente a la carencia de un aire enriquecido con oxígeno. 

    La combustión completa produce un gas llamado “dióxido de carbono” y la incompleta produce “monóxido de carbono”. Este gas es muy peligroso para los seres vivos y más reactivo para producir otros contaminantes. Esto afecta directamente la calidad del aire y es parte de la producción de gases de efecto invernadero.

    La respiración de los seres vivos dependerá de la cantidad de oxígeno disponible en el aire con el fin de lograr una combustión completa. En el caso de la ciudad de México, se encuentra entre un 13 y un 16 %, lo cual es menor en comparación con las zonas a nivel del mar por la altura del valle de México. Si añadimos las partículas suspendidas, gases, calor y lluvias ácidas, la interrogante que debería plantearme es: ¿Qué puedo respirar en el día de hoy?

    La calidad del aire, medida en forma diaria, solo es un indicio que algo está mal en un tiempo durante el día, y los GEI, la cantidad producida y que son acumuladas en algún lugar. Se plantea la cuestión, sin respuesta en el presente día. ¿Adónde van o cuanto de ellos es recuperado para minimizar los problemas del aire?

    Resumen:

    En la actualidad, tenemos componentes químicos que se insertan en el aire debido a las reacciones fisicoquímicas generadas por el hombre para obtener energía o tener actividad de combustión continua mediante la quema de combustibles.

    Al existir una mayor cantidad de componentes ajenos al aire, estos sustituyen el oxígeno presente, lo que reduce la cantidad necesaria que debería entrar a los pulmones de los seres vivos para tener una buena calidad de vida.

    Las combustiones que hoy día está generando una mala calidad del aire; son la quema de gasolina, y diésel, dentro de los motores.  En Valle de México, al consumir entre 30 y 32 millones de litros de estos combustibles diariamente, se están produciendo aproximadamente entre 80 y 90 mil tCO2e en forma diaria (refinería de Tula y Planta de generación de electricidad en Tula, generan aproximadamente 24 tCO2e, y los cuales, entre el 40 y un 45 % de estos llegan al valle de México).

    Se requiere tener gasolinas con un mayor porcentaje de oxigenantes debido a la falta de oxígeno en el aire; y disponer de un mejor parque vehicular para poder mitigar el problema de la mayor emisión de GEI.

    No existe una medición ecuánime y precisa de los gases de efecto invernadero en el Valle de México. En caso de ser calculado, podría proporcionar el volumen durante un período temporal, cuyo propósito es recuperar o eliminar, mediante la utilización de tecnologías, ante la posibilidad de saturación de las diversas capas atmosféricas que alberga la tierra, con el fin de salvaguardar a los seres vivos.

    En México y en la ciudad de México, los parámetros primordiales recomendados por la organización mundial de la salud sobre la calidad del aire son entre 2 y 4 veces superiores a los recomendados. Pero no importa enviar alertas para dejar de hacer actividades, seguirán emitiéndose hasta que no cambie la forma en que se utiliza la quema de combustibles.

    El problema de la calidad del aire no está sujeto a los datos de medición, sino a los individuos que poseen la capacidad de comprender cuánto, para qué y cómo emplear las principales fuentes de energía que generan y afectan al entorno en el que se encuentra.

  • Cuantificación de emisiones y la adopción internacional de la huella de carbono

    Cuantificación de emisiones y la adopción internacional de la huella de carbono

    De acuerdo con el Global Risk Report 2023 del Foro Económico Mundial, el mayor riesgo para la economía global en la siguiente década es “la falla en la mitigación del cambio climático”, y, como es bien sabido, la producción y consumo de combustibles fósiles (carbón e hidrocarburos) son la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

    Si bien esto representa uno de los mayores desafíos para el sector energía, también existen grandes oportunidades para su desarrollo, pues la introducción de patrones racionales y sostenibles de producción y consumo de energía tiene beneficios climáticos, sociales, políticos y económicos. La industria energética está buscando el circulo virtuoso de medir-controlar-y-reducir sus emisiones de GEI, para obtener estos beneficios y asegurar su sostenibilidad en el largo plazo. En este one-pager revisaremos de manera introductoria dos enfoques para la estimación de emisiones de GEI.

    Cuantificación de emisiones

    Para definir acciones concretas para la reducción de emisiones, es necesario estimarlas en un año base y plantear objetivos de reducción y seguimiento de las estrategias implementadas. Para ello, es necesario comenzar por medir las emisiones de GEI. Existen dos formas de realizar el cálculo de emisiones, en función del nivel de detalle con el que la organización decida conocer sus emisiones así como de sus objetivos en materia de reducción:

    Inventarios de emisiones: enfoque tradicional para la cuantificación de emisiones de GEI de una actividad y generalmente incluye las emisiones derivadas de los consumos de combustibles fósiles o el transporte (emisiones directas). En algunos casos, se suelen incluir algunas emisiones indirectas como las asociadas al consumo eléctrico.

    Huella de carbono: este enfoque tiene un mayor alcance en relación a las fuentes de emisión asociadas a la organización, pues requiere del análisis de emisiones desde una óptica más amplia. Considera emisiones directas e indirectas y evalúa el impacto potencial sobre el medio ambiente a lo largo de todo el proceso y actividades asociados a su fabricación, uso y gestión de su vida útil.

    Utilización de inventarios de emisiones y huella de carbono

    Los inventarios de emisiones son utilizados comúnmente por marcos normativos y regulaciones. Por ejemplo, en el caso mexicano, la Cédula de Operación Anual (COA), basada en un enfoque de inventarios de emisiones, es el mecanismo por el cual las empresas reportan sus emisiones al gobierno (SEMARNAT y ASEA) y posteriormente el gobierno suma estos reportes para obtener un inventario nacional de emisiones. Por su parte, el enfoque de huella de carbono es empleado por el GHG Protocol que es el estándar para la evaluación del Net Zero y cuenta con tres alcances diferentes (ver margen derecho). Para que una empresa alcance este objetivo necesita demostrar que las emisiones que genera no superan las emisiones que retira de la atmósfera. Buena parte del sector energético global ha asumido el compromiso de alcanzar Net Zero en 2050, pero sólo en las emisiones que están bajo su control (Alcances 1 y 2). Sin embargo, si queremos mitigar el cambio climático, también será necesario implementar acciones para reducir las emisiones del Alcance 3, ya que, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, éstas representan un 33% del total de emisiones globales, mientras que las de Alcance 1 y 2 representan apenas el 9%.

    Alcance de inventarios de emisiones y huella de carbono

    El enfoque de inventarios de emisiones se limita al proceso productivo particular. Por ejemplo, en la producción de gasolina, una empresa que se dedica a la exploración, producción, procesamiento hasta su almacenamiento, sólo cuantifica las emisiones de dichas actividades. Por su parte, el enfoque de huella de carbono, bajo los Alcances 1, 2 y 3 se consideran todas las emisiones asociadas a los procesos “aguas arriba” y “aguas abajo”. Las primeras, son aquéllas relacionadas con los procesos previos necesarios para la fabricación del producto. En el caso de aguas abajo se consideran todas las emisiones asociadas a las fases posteriores a la fabricación del producto pasando por el manejo apropiado de sus residuos.

    Instrumentos para controlar las emisiones de GEI

    Uno de los mejores aliados de las empresas petroleras es su sistema de HSE (e.g. SASISOPA) ya que es una herramienta que internaliza la identificación y evaluación de aspectos ambientales incluyendo sus emisiones. Si se implementa de forma correcta, la empresa minimizará sus emisiones de GEI y mejorará sus perfiles de riesgo ambiental, económico y de licencia social. Si las empresas del sector definen las emisiones de GEI como un aspecto ambiental significativo dentro de su sistema de HSE, la huella de carbono se convertiría en la mejor herramienta de control y seguimiento, no sólo para tener un mejor diagnóstico y estar alineados con los objetivos del Net Zero, sino también para garantizar su cumplimiento.

    Comentario final

    Es necesario que las empresas y reguladores del sector energía vayan más allá del cumplimiento normativo. Las metodologías de cuantificación de huella de carbono se han convertido en una herramienta básica para el proceso de gestión de las emisiones de GEI, permiten incorporar medidas de mitigación del cambio climático, mejorar su perfil de licencia social y cumplir con los compromisos de Net Zero. Los beneficios económicos de la reducción de emisiones no son menores, pues tanto el aprovechamiento como la comercialización de GEI (incluyendo metano y CO2) tienen un impacto directo en el flujo de efectivo de las empresas y beneficios económicos derivados de los mercados de bonos de carbono.